Aurora M. Posada De Gregorio | Estados Unidos
¿QUÉ LE PRODUCE LA PALABRA CHILE?
11 de septiembre de 1978
A 5 años del Golpe Militar
Chicago, Illinois
Hola, Querido Chile:
Sé que continúas allí, violado y maltratado por la soberbia galopante. Me ha llegado tu lamento desde lejos, he escuchado que cada día ofenden tu naturaleza y tratan de hacer de ti un país sin identidad propia. Despedazando tu Constitución, importándole una cultura inmerecida.
Amado país, lo siento tanto por ti, que eres tan orgullosamente Cordillerano y Andino.
Nunca antes te pregunté, cuando compartimos otras historias, cómo te sentías, nunca se me ocurrió. Por eso hoy, me disculpo por mi arrogancia de asumir que eras tan feliz en tu naturaleza como lo era yo.
Y, hoy que no te puedes comunicar, porque debes callar y aparentar tranquilidad, aún cuando por dentro, tu volcán del Sur siga su propio proceso de ebullición. Aún cuando tu desierto Norte brille en la clandestinidad. No sabré como te sientes realmente, hasta volverte a ver.
Querido, te confieso que aún estoy incrédula por nuestra separación; aún jadeo y respiro mal por ti, te extraño tanto como si fueras mi único amor.
País mío, estamos separados, sin embargo, te amo como el primer día que me viste nacer, y me entregué a ti sin pensar. Desde pequeña me enseñaron que te pertenecía, que podía confiar en ti, y por eso supe desde joven que daría la vida por ti. Nunca antes te lo dije, como tampoco te dije cómo me gustaban tus copihues, tan frescos, rojos y sensuales.
Ciertamente hoy, cuando tu larga geografía continua aplastada por la bota militar, te quiero manifestar que ningún país del mundo te podrá sustituir.
Seguramente me enamoraré de otros, pero nunca te podré ser infiel. Te debo lealtad por el bienestar y la seguridad que me dabas tú. Por eso, cuando te recuerdo, me muerdo las manos para no desear cada centímetro de tu Norte y de tu Sur.
Coqueteo, es cierto, con otras ciudades, con otras avenidas, pero no me lo reproches, no es más que eso, un coqueteo de sobre vivencia.
Sin lugar a dudas esta carta no te será leída por considerarse subversiva, sin embargo, te lo prometo algún día te la leeré yo misma.
Me tomare el tiempo para sentarme en tu verde falda, te abrazaré como a ti te gusta, acercaré mi boca a tu tierra y te lo contaré todo.
Hasta pronto.
Una de tus raíces errante llamada Aurora Posada